CUANDO EL CUERPO DICE: “¡PARA!”

CUANDO EL CUERPO DICE: “¡PARA!”

El 11 de mayo cruzo la meta en la Media Maratón de Formentera. Termino muy  contenta con un  gran primer puesto dándolo todo, con sensación de gran fatiga muscular.

Por la noche mis piernas se quejan, siento tremendas contracturas en los isquiotibiales. El cambio de postura no me alivia. No hay manera de conciliar el sueño.

Al día siguiente, camino despacito, mis piernas están duras, y sobre todo la izquierda está muy débil, sin fuerza. Por la mañana vamos a la playa de Els Pujols y metos mis piernas en el mar. Me alivia bastante. Apuramos hasta la tarde para disfrutar de la isla y de los amigos. Toca volver a casa.

La fatiga muscular se va pasando conforme avanza la semana, pero mi pierna izquierda sigue sin fuerza. Al poco rato de caminar, cuando subo escaleras o si comienzo a correr, empieza a entumecerse. Siento los músculos embotados. Y si continuo se me duerme la planta del pie.

Decido llamar a Esteban Gorostiaga, el médico que me ha seguido a lo largo de toda mi carrera deportiva. Me hacen radiografía y resonancia de la espalda para descartar posibles hernias o dismerías importantes… No se aprecia nada grave a nivel de espalda. Inicio tratamiento de fisioterapia.

Entretanto cambio de rutinas físicas y mentales. Es  imposible despertar corriendo por las mañanas. Parece que mi cuerpo pide descanso, cambiar de hábitos, dar un respiro a esa especia de “fatiga rara” que se acumula en mi pierna izquierda. Sí que necesito ese rato matutino de trabajo con el cuerpo, desde la calma, los estiramientos y el trabajo de fuerza y postura que me sienta muy bien. De esta manera focalizo el día.

Me desplazo en bicicleta en recorridos cortos. Si pedaleo mucho tiempo o encuentro cuestas mi pierna empieza a fallar. En natación me pasa parecido. A los 500 metros he de hacer pausas y con 1.500m siento que es suficiente. Correr sigue siendo imposible.

¡¡Vaya cambio de referencias!!  Tras muchos años de entrenamientos brutales en bici, natación y carrera, miles de kilómetros en mis piernas y cientos de competiciones de larga duración, mi cuerpo dice que con caminar, nadar o pedalear 30 minutos al día es suficiente. Ahora no hay energía para más. Y ahora esto es lo más saludable para mí.

Toca aceptar la situación, aprender de lo que me quiere decir, y recolocar prioridades. Así que ha cuidarme más que nunca para que esa pierna vuelva a estar fuerte y pronto pueda disfrutar de caminar por el Pirineo….

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