Hace apenas 48 horas cruzaba la meta en una de las maratones alpinas más duras y preciosas del planeta: la Canfranc-Canfranc. Tras vivir una experiencia única y extrema; fascinante y agotadora, llega la paz interior y la reflexión.
Comienza otro reto, también maratoniano. Arranca el camino que me llevará, si todo va bien, a opositar en 2021. A ser “profe” de Educación Física de nuevo. Todo ello con COVID como actor principal de la película de nuestras vidas y la incertidumbre como telón de fondo de cada día.
La inyección de dopamina de la Canfranc-Canfranc me aporta claridad y fuerza para centrar la preparación de esta nueva temporada que, si todo va bien, me hará llegar en plena forma a los exámenes de junio.
Pensando que todo irá bien, toca entrenar el cerebro, optimizar el tiempo-energía, seguir corriendo, pedaleando o nadando. Y disfrutar del trabajo diario, de cada sesión de entrenamiento-estudio, igual que en tantos triatlones y maratones. Sin olvidar al “amigo” COVID y sus sorpresas que habrá que manejar en positivo y siempre bajo el respeto a la seguridad y la salud de todos.
Arranca una Maratón grande para crecer como profesional y sobre todo como persona. Me siento bien acompañada con dos equipos de lujo que seguro me ayudarán a dar lo mejor de mí. Mi familia en lo emocional-afectivo y Opospills en lo profesional.
Voy a por las primeras zancadas de calentamiento. Voy a por toda una “Señora Maratón”.
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